sábado, 7 de noviembre de 2015

Por así decirlo

La forma de decir las cosas llega a ser tan personal como para identificar por sus expresiones características a aquellos con quienes convives, trabajas o intercambias correos. Metáforas, jerga profesional, frases de películas, palabras mal dichas o mal utilizadas, asociaciones, expresiones escuchadas a un padre o una abuela...

Esta semana me he fijado mucho en algunas frases que relaciono con personas concretas, como esa con la que saluda a menudo por las mañanas un amigo con quien comparto gustos que muchos llamaréis frikis: "Forth Eorlingas!" Si no habéis leído El señor de los anillos no os dirá nada. A mí me levanta el ánimo.

Una compañera de trabajo tiene una forma delicada de decir una grosería muy habitual. La sustituye por sus siglas: ATPC. La suele utilizar para mostrar su hartazgo de algo. Ayer se la oí en otro contexto que me hizo reír. Grabábamos el programa (de televisión) de esta semana y no se hace en el orden en que se emitirá porque luego se edita. Así que, cuando el realizador le indicó el plano para saludo y despedida, ella comentó: "Vale, o sea que ahora hacemos el hola y el ATPC".

Hay películas que han dejado huella en el lenguaje de miles de españoles. A una amiga mía le he oído y leído unas cuantas veces esa frase de la grandiosa Amanece que no es poco: "todos somos contingentes pero tú eres necesario". Y los no menos grandiosos Les Luthiers han dejado centenares de expresiones. En más de una ocasión he visto poner fin a una conversación que había tomado derroteros absurdos con la exclamación: "¡La vaca!". Y en mi familia hemos adoptado el "A mí me es inverosímil" de esa otra, La gran familia de Fernando Palacios.

De una canción que cantaba mi madre, el famoso tanguillo gaditano de los Duros antiguos, aprendí a llamar "patio de las malvas" a los cementerios. Lo de "criar malvas" lo conoce mucha gente pero lo del patio es bastante más local.

Metáforas menos fúnebres y más gastadas se oyen cuando la gente no quiere decir la palabra "cáncer", tan a menudo sustituida por "una larga enfermedad" en los medios de comunicación. Un amigo gallego me sorprendió llamándolo "nécora" y la sorpresa le quitó tristeza a la conversación.

Terminaré con otra metáfora que me arrancó una gran sonrisa hace poco. Hay que ser uno de los dos protagonistas para apreciar que alguien diga que le gustaría compartir los cajones del armario y el gel de baño contigo. Es una de esas frases que asociaré para siempre con quien me la dedicó.

3 comentarios:

  1. - A mí me es inverosímil
    - ¡Será indiferente!
    - Son palabras sinagogas...
    - ¡Eh!

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  2. - A mí me es inverosímil
    - ¡Será indiferente!
    - Son palabras sinagogas...
    - ¡Eh!

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  3. Jajaja, veo que algunas expresiones las conoce mucha gente.

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