jueves, 29 de agosto de 2013

Modas

Las modas en el lenguaje no duran mucho hoy en día. Unos años, a lo sumo. En la adolescencia, sobre todo, se descubren o se acuñan expresiones novedosas que durante un tiempo no se nos caen de la boca y cuyo mero recuerdo nos avergüenza años después.

Los adultos también nos dejamos llevar por las modas. Me preocupan las que, no sé si fruto de la soberbia o de la pura ignorancia, igualmente inventan o deforman el lenguaje sólo que lo hacen desde una posición, diríamos, de autoridad que favorece su extensión entre los hablantes.

Periodistas y políticos (los primeros por la esencia de su profesión y los segundos a través de aquellos) tienen los medios para llegar a un amplísimo número de personas. Por eso mismo tienen, tenemos, nuestra parte de responsabilidad en la formación de quienes nos escuchan.

Estamos utilizando por moda y extendiendo demasiados errores. Mencionaré algunos. Hay suficientes como para una docena de entradas pero empezaré con los que más me irritan.

Epicentro: Ya no existe el centro a secas. Tal lugar es el epicentro de las protestas, tal otro es el epicentro de los ataques de un grupo armado, una ciudad es el epicentro de un movimiento cultural... Epicentro, amigos míos, es el punto de la superficie terrestre que está encima del hipocentro, el verdadero centro de un terremoto. Si la Puerta del Sol de Madrid fue el epicentro del 15-M, ¿dónde estaba el centro? ¿en la vía del metro que pasaba por debajo?

Cumplir: Parece que nadie sabe que el verbo cumplir únicamente lleva la preposición "con" cuando es intransitivo. Si es transitivo, no. Se cumple una promesa, un deber, una orden, una ley... y se cumple con la familia, con un amigo, con Hacienda. Pues nada, hace años que no oigo decir la palabra cumplir sin el "con" de marras pegadito a ella.

Escuchar: mucha gente lo considera un sinónimo culto de oír. Pues no. Escuchar significa prestar atención a lo que se oye. Por eso un ruido breve que se produce de repente y nos toma por sorpresa no lo podemos escuchar, caray. Vamos, que estoy harta de eso de "se escuchó una explosión".

Posesivos con adverbios de lugar: Eso de "delante mío" o "detrás tuyo". ¿Qué es lo mío o lo tuyo en esos casos? Sí puedo decir "al lado mío" porque lado es un sustantivo que admite un posesivo. Los adverbios no.

Cesar: Se usa como si no existiera el verbo destituir. Cuando alguien cesa en un cargo o en una responsabilidad, simplemente deja de ejercerla, ya sea por decisión suya (dimisión), de otro (destitución) o porque se ha cumplido el plazo establecido para que los ocupara (cese a secas). Cesar es un verbo intransitivo cuyo uso como transitivo (cesar a alguien) constata la Fundéu con la nariz tapada y dejando claro que no es el uso culto. Ah, "dimitido" no es sustantivo sino participio: el que dimite es "dimisionario".

Incautar: No existe. No. Que no. Existe "incautarse". Y tan incorrecto es decir (como ayer leí en un titular) "Incautan plantas de marihuana en Murcia" como, por ejemplo, "el ladrón apoderó un maletín y salió corriendo". La autoridad SE incauta DE algo, no hay más que hablar. Y claro, como no es transitivo, tampoco se puede decir "los bienes incautados".

Seguiré otro día, no lo dudéis.

martes, 27 de agosto de 2013

Traducciones (2)

Con tanto político hablando por el mundo de tomar medidas contra el régimen de Siria, los informativos de radio y televisión se han llenado de malas traducciones. En un momento he recopilado unos pocos ejemplos de esas frases extrañas de que hablaba hace tres semanas.

"No es sobre el régimen sino sobre las armas". Lo ha puesto un periodista de una emisora de radio en boca del presidente francés, Hollande. Es una mala traducción que también se ve muy a menudo cuando el idioma de origen es el inglés. ¿Qué hubiera dicho un presidente de gobierno español? Pues algo así como: "La cuestión no es el régimen sino las armas" o "ahora no hablamos del régimen sino de las armas" (no se oía la frase original en francés así que estoy suponiendo).

"Debemos tratar la necesidad de actuar". Así doblaban en un informativo de televisión al primer ministro británico, Cameron. Por el contexto he deducido que se refería a que la cuestión central que abordará mañana con su consejo de seguridad nacional será si es necesario emprender acciones militares contra Siria. El inglés suele decir las cosas con menos sílabas que el español y elegir una declaración de tres segundos obliga a hacer traducciones forzadas. Yo, de todas formas, habría optado por algo como "Estudiaremos qué acciones son necesarias"

"Todos oímos tambores de guerra alrededor nuestro". Un informativo de radio atribuía estas palabras al ministro de Exteriores sirio. No entiendo el árabe pero he encontrado en una web la traducción al inglés en la que probablemente se ha basado el periodista: "We are hearing war drums around us". Aunque respetemos la expresión "tambores de guerra" (quizá más propia del inglés que del árabe, no lo sé), el resto no es aceptable.

De ese "alrededor nuestro" hablaré mañana entre otras muchas cosas. Era la entrada que estaba preparando, pero se le ha colado esta otra a empellones.

domingo, 18 de agosto de 2013

Hablar sin saber (2)

Pretendía buscar ejemplos de lo que comentaba en la entrada anterior sobre traducciones, pero me he encontrado con uno relacionado con la que dediqué al uso de términos sin conocer su significado o confundiéndolos con otros. Ayer mismo se podía leer en el diario Público algo que, al venir entre comillas, no sé si atribuir al periodista o al entrevistado: "La dieta vegetariana ha demostrado [...] que ayuda a prevenir enfermedades de tipo cardiovascular debido a la menor pretensión a tener el colesterol alto."

Sí, parece evidente que debería decir propensión, ¿verdad?. Volvemos a preguntarnos si es una errata o si el responsable realmente desconoce la existencia de esta última palabra. Sea como sea, la lectura de la frase nos hace mirar con más desconfianza el reportaje entero (y digo "más" porque se dicen muchas tonterías en él).

Otra reacción posible, probable incluso, es la hilaridad. A mí, desde luego, estos errores me mueven inevitablemente a la risa. Lo cierto es que muchos humoristas han arrancado carcajadas manipulando el lenguaje. Tip y Coll o Faemino y Cansado están, en mi opinión, entre los más ingeniosos.

Algunas de esas creaciones lingüísticas me parecen verdaderamente geniales. Lo de "romper las hostialidades" me maravilla por el acierto con que une términos, y lo uso de vez en cuando. Otro ejemplo que ahora sería buen momento para popularizar es una de las palabras del Diccionario de Coll: "Administraidor", que él definió como "el que maneja los bienes de un señor o entidad quedándose con una buena parte de ellos". Y para humorada involuntaria, aquel famoso "ostentóreo" de Jesús Gil, que tan adecuado resultaba para describirle a él mismo.

La guasa con el lenguaje es, sin duda, un humor inteligente. Ayer mismo, en El Club de la Comedia, un monologuista lanzaba esta pulla: "¿Se dice iglús o igluses? Se puede decir de las dos formas, según si quieres decirlo bien o mal". Tomo nota mental para fustigar al próximo ignorante con ínfulas que me suelte alguna barbaridad.

jueves, 8 de agosto de 2013

Traducciones

Estaba leyendo unas reflexiones escritas en un blog sobre traducción y son espejo de las mías en estas vacaciones en que he recuperado el interés por la lectura. Porque todo lo que he leído en estos diez días de descanso estaba originalmente escrito en inglés y las traducciones al español eran mejores o peores pero ninguna todo lo buena que me gustaría.

No soy traductora de profesión aunque es sin duda un trabajo al cual me habría encantado dedicarme. Sí he traducido algunas cosas como aficionada. Además de eso, mi trabajo supone pasar a mi idioma no solo información (que basta con entender bien) sino palabras textuales dichas en otras lenguas por personas muy diversas.

En el periodismo audiovisual es frecuente doblar al español declaraciones de los protagonistas de las noticias dejando oír la voz de éstos en segundo plano. A veces, como en La 2 Noticias, se deja esa voz en primer plano y se subtitula, pero no es lo habitual.

En cualquiera de los dos casos, las frases en español resultan “raras”demasiado a menudo. Los periodistas muchas veces se limitan a sustituir unas palabras, generalmente del inglés, por otras. Siempre me sorprende que den por buenas tales “traducciones”. Porque de lo que se trata es de poner en boca del personaje lo que habría dicho si su lengua materna fuera la española. ¿Alguien se imagina a un político español diciendo “Es bueno estar aquí y quiero agradecer a ustedes por su calurosa bienvenida”? ¿O a un científico español comentando “Expertos confían en que próximos estudios conduzcan a resultados satisfactorios en este campo”? ¿O a un deportista español explicando “Voy a ser operado en mi rodilla derecha”? (bueno, en este caso me cabe la duda).

Estoy exagerando a propósito. Es cierto, no son ejemplos reales: de esos hay a diario en las noticias de cualquier cadena de televisión. Aguzad el oído y os daréis cuenta.