jueves, 28 de junio de 2018

Transcripciones

Hace años, dando clase a alumnos de Secundaria como práctica docente del CAP, les recomendé que grabaran una conversación, la transcribieran y le dieran a leer ese texto a una tercera persona. Si ésta conseguía captar el tono, las vacilaciones y otras características de la charla además del significado, sería que la habían transcrito bien. Mi intención era mostrarles que todos los signos de puntuación, incluso los de uso menos frecuente, son necesarios en algún momento. La sugerencia fue un fracaso, lamento decir. Los alumnos tenían el recuerdo de la conversación y les pareció que unos puntos y alguna que otra coma bastaban para reflejarla perfectamente. Nada de puntos suspensivos, punto y coma, signos de exclamación o interrogación, guiones o rayas, paréntesis, comillas o cursivas. Y sí, para empeorar las cosas, muchas faltas de ortografía. Recuerdo haber pensado: ninguno de estos podrá ser periodista, traductor ni mucho menos editor.

Los periodistas entrevistamos a personas de diferente formación, nivel cultural, procedencia geográfica... Si la entrevista se difunde en un medio escrito, una vez grabada la transcribe habitualmente el propio periodista, a quien corresponderá reflejar lo mejor posible la personalidad de su interlocutor y todos los aspectos no verbales relevantes que formaran parte de la conversación. Otra posibilidad es que las preguntas se hayan formulado por escrito y se reciban las respuestas del mismo modo. Si es así, lo obligado es respetar la literalidad y el estilo (aunque corrigiendo posibles ambigüedades así como, de haberlas, las faltas ortográficas).

Hace unos días vi en la versión digital de un periódico de prestigio una entrevista con errores de puntuación, faltas de ortografía y erratas, además de alguna palabra mal escrita que revelaba desconocimiento sobre el tema tratado. Lo más grave, en mi opinión, era que esos errores aparecían en las respuestas, es decir, en boca del científico entrevistado. Por las expresiones de él, claramente de un discurso oral, se adivinaba que la entrevista había sido una conversación. Por tanto, los fallos eran achacables a quien la hubiera transcrito (y a quien revisara el resultado final, si es que alguien lo hizo). Pero para el lector era el entrevistado quien decía "derrepente" (en vez de "de repente"), "hay sí que comíamos" ("ahí"), "edulcolorantes" ("edulcorantes") o "mucho agua" (en este caso él decía solo "beber mucho" y lo de "mucho agua" en vez de "mucha" aparecía entrecomillado en un ladillo, una frase suelta que se destaca).

Confío en que la mayoría de los lectores atribuyeran los errores a la periodista. Pero alguno pudo culpar a su interlocutor. Y eso es algo que un medio jamás debería permitir

lunes, 12 de marzo de 2018

Trasladar

Me temo que el apartado de modas me va a inspirar muchas entradas en este blog. Como dije en la anterior, los periodistas nos apuntamos en seguida a las modas en el lenguaje, sobre todo si las inician y/o difunden los políticos. Una de esas modas ha hecho ominpresente el verbo trasladar con un significado distinto de las cinco acepciones que consigna el DLE . En el uso al que me refiero ya no implica cambio de lugar, puesto, fecha o idioma, sino que se utiliza como sinónimo de expresar, informar, comunicar, transmitir... por supuesto, eliminando todas estas palabras del vocabulario del periodista como una especie invasora desplaza o aniquila a otra autóctona.

Pondré como ejemplo algunas informaciones recientes. El domingo se encontró el cadáver de un niño desaparecido hacía casi dos semanas en una localidad del sureste de España. En la búsqueda habían participado la Guardia Civil, policía, familiares y vecinos. El ministro del Interior habló ante los medios de comunicación y recurrió al verbo trasladar dos veces en apenas 25 segundos: "He hablado con Patricia, la madre del pequeño Gabriel, después de que la Guardia Civil le trasladara el terrible desenlace de la investigación que ellos estaban llevando, y le he trasladado el más profundo dolor y conmoción del Gobierno de España y de todos los españoles por la triste pérdida que acaban de sufrir..."

La Guardia Civil informa a la madre y el ministro expresa a esta sus condolencias. No sé cuándo empezamos a sustituir esos verbos por trasladar pero la moda actúa como una avalancha y barre hasta la saludable costumbre de buscar sinónimos para no repetir una palabra en la misma frase.

Y los medios de comunicación echan mano del término no solo al reproducir las declaraciones sino también en frases propias. "Se ha convocado un pleno extraordinario [del ayuntamiento] para trasladar el pésame a la familia".

Otros ejemplos de la omnipresencia de trasladar: "...el documento que Junts per Catalunya y Esquerra han trasladado a la CUP para alcanzar un acuerdo de legislatura..."; "Albert Rivera les ha trasladado [a los padres de Diana Quer y Mari Luz Cortés] que no van a apoyar la derogación de la prisión permanente revisable hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional"; "...youtubers e instagramers trasladan modelos y mensajes..."; ..."la lista de exigencias que la plataforma xxx ha trasladado a las autoridades..." Son ejemplos tomados de tres medios generalistas (TVE, El País, El Mundo) en las últimas 72 horas, pero hay muchos más.

Invito a reflexionar sobre este uso automático de palabras de moda sin tener en cuenta su significado, su pertinencia ni la existencia de términos más adecuados.




martes, 6 de marzo de 2018

Modas 3

Hasta hace un par de años yo apenas había leído u oído a nadie hablar de "dar un paso al lado". La actualización de 2017 del Diccionario de la Lengua Española de la RAE recoge para la palabra "paso" hasta 37 acepciones y nada menos que 101 locuciones, pero ninguna de ellas es la citada. Están "ceder el paso", "dar paso", "dar un paso atrás", "dar un paso adelante"... (curiosamente no he encontrado "dejar paso", aunque se utiliza mucho). También sin reflejo en el DLE he visto en otros países de habla hispana el empleo de "dar un paso al costado", que en España no es de uso habitual. Aquí las más comunes son "apartarse" y "echarse a un lado". O lo eran. (*)

La expresión "dar un paso al lado" la pronuncia a principios de 2016 ante muchos medios de comunicación el que era candidato a presidir la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, cuando un partido cuyos escaños necesita para salir elegido en el Parlamento le veta: no rechaza investir a alguien de su coalición pero sí a él. Así pues, Mas renuncia a presentarse a la investidura y designa a un sustituto. Pero no dice que se aparta ni que cede el puesto ni que se echa atrás sino que da un paso al lado, algo que suena menos a concesión, más digno. Recientemente su sustituto ha renunciado también cuando ha visto dificultades insalvables para su segunda investidura. Y aunque en su discurso difundido en vídeo no ha usado esa expresión, los medios de comunicación sí lo han hecho. "Puigdemont da un paso al lado", han titulado muchos. 


Los periodistas somos bastante proclives a adoptar las expresiones de los políticos. Y las expresiones de los políticos no suelen ser inocentes; al contrario, llevan una carga ideológica o emocional que, a través de nosotros, se disimula, se recubre de neutralidad. Somos acríticos cuando aceptamos hablar de "crecimiento negativo" y de "ajustes", por poner solo dos ejemplos. Ahora nos hemos apresurado a adoptar esto que también considero eufemismo.


Ya estamos rendidos a la nueva moda. Porque somos de modas. Cuando un político dijo ante un micrófono "hoja de ruta" en vez de "plan", "mapa" o "proyecto", empezamos a utilizar aquello como si se hubieran borrado todas las opciones. Ahora nos está ocurriendo lo mismo con "dar un paso al lado". Hace un par de días lo escuché dos veces en el mismo Telediario: una en la crónica de un discurso de Mariano Rajoy y otra en una noticia sobre elecciones en Italia hablando de Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas.


Compañeros periodistas, no repitáis la jerga de los políticos tan irreflexivamente. Y no seáis tan de modas. Ya sé que lo fácil es usar el término o l
a expresión que acabáis de oír, pero no es lo mejor.




(*) He mirado dos diccionarios de lengua catalana y tampoco he encontrado una locución equivalente. Sí "posar-se al costat", "estar al costat" o "anar al costat" d'algú.