Ya estamos aquí otra vez, a punto de llegar a esa hoja del calendario que establecemos como final de un tiempo e inicio de otro. De todos los periodos en que dividimos la vida es el de los años el único al que aprecio suficiente entidad como para pensar detenidamente en él (bueno, ese y los minutos y segundos de duración de las noticias).
Es un periodo lo bastante amplio como para requerir cierta planificación y merecer un balance. Por cierto, el DRAE debería repasar las acepciones que reconoce a esta palabra; echo en falta la que más utilizo, que en el María Moliner se recoge así: "Resultado o valoración general de un proceso, una acción, una situación, etc."
Pues bien, primero voy a evaluar el grado de cumplimiento de los propósitos que me hice para este año que termina y luego formularé otros nuevos para el que está por comenzar.
- Poner tildes en mis whatsapps: lo calificaré de logro casi absoluto. Rara vez me dejo una, y muy apresurada debo andar para hacerlo.
- No corregir a los amigos: aprobadillo justo. En realidad, he dejado de hacerlo en la mayoría de las ocasiones, pero hay momentos, circunstancias, personas o errores determinados que acaban con mi buena voluntad.
- Usar más el lenguaje oral: no ha sido el mejor año para eso. Al contrario, diría que he estado en modo ostra, abandonándolo más para monólogos (blog, Facebook, Twitter...) que para diálogos. Podría justificarme pero eso no me ayudaría a mejorar el año que viene.
- Leer más libros: éxito mayor del esperado. Quizá se haya debido a una buena selección de lecturas, muchas de las cuales me han enganchado. Renuevo el propósito para 2015.
Y ahora voy a enumerar los próximos:
- Aprender palabras nuevas. No solo averiguar el significado de las que me encuentro por primera vez sino incorporar a mi vocabulario muchas de ellas; no digo todas porque hay cada palabreja (por ejemplo, en el Damero Maldito de El País de los domingos)... Pero me vendrá bien diversificar mi lenguaje. Soy demasiado fiel a algunos términos.
- Hablar menos de mí misma en mis escritos. Escribir es en muchos casos un acto egoísta. Creo que solo cuando lo hago por trabajo, cuando cuento noticias, no lo es. En los demás casos, sí. Este blog es más una necesidad personal que una contribución al conocimiento. Intentaré aligerarlo de narcisismo y autobombo. En FB y TW, donde más se nota esa carga, me será más difícil reducirla.
- Admitir que quien me concede el regalo de su palabra puede decidir retirármelo. Que puede incluso hacerlo sin explicaciones. Los seres humanos somos complejos, a menudo egoístas, a veces despreciativos y crueles... a veces simplemente inconsecuentes. En realidad, debería ampliar el propósito con la reflexión sobre si yo he hecho tal cosa conscientemente y por qué. De momento creo que solo tengo fuerzas para la primera parte.
Aquí lo dejo. Tres aspiraciones nuevas y dos reeditadas: dialogar más y dejar de chinchar con mi perfeccionismo a los que me importan. Ah, y seguir leyendo libros.
Feliz año. Nos seguiremos viendo por aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario