viernes, 24 de abril de 2015

Percepción social de la ciencia

Ayer se publicó la encuesta bienal de la FECYT sobre la percepción social de la ciencia. Una cuarta parte de los españoles declara no tener interés por la ciencia, y de ellos, casi el 36% da como razón que no la entiende.

Ya he hablado alguna vez de ese "no entender", que empieza a fraguarse desde la infancia. Los conceptos se explican con palabras y es de éstas, y de quienes construyen con ellas las explicaciones, la responsabilidad de hacer comprensible una idea. Hay, es cierto, ideas muy complejas, tan abstractas que no resultan nada "intuitivas" (vocablo de moda). Pero si hay que abandonar momentáneamente los términos precisos de la ciencia o recurrir a metáforas para lograr que alguien vea las cosas claras, debe hacerse. Porque fallando la base, no hay manera de levantar el edificio. De hecho, según la encuesta nada menos que un 47% considera haber recibido una educación mala o muy mala en materias científicas y técnicas, mientras que solo un 10% dice que fue de nivel alto o muy alto y un 41'6% la califica de normal. Normal, esa palabra que para cada uno tiene un significado distinto, ay.

La encuesta, insisto, habla de la "percepción", de subjetividad. Los hablantes usamos las mismas palabras pero nunca se puede estar seguro de si lo hacemos con las mismas connotaciones, ni siquiera con el mismo significado. Como comentaba un buen amigo en su blog, una encuesta de la Unión Europea encontraba grandes diferencias en la consideración de la astrología por parte del ciudadano si se le preguntaba por ella con ese nombre o si se le hablaba de "horóscopos". Más del 40% decían que la astrología era claramente una disciplina científica, cifra que bajaba al 13% cuando el término usado era horóscopo. ¿Por qué? Por la confusión -asombrosa y lamentablemente amplia- entre astrología y astronomía.

Asimismo se confunde la homeopatía con la fitoterapia. Pero este error no se debe, evidentemente, a una similitud de las denominaciones sino a la información sesgada, cuando no intencionadamente confusa, ofrecida por laboratorios homeopáticos y farmacias.

En resumen: si rehuimos palabras que no entendemos, como isótopo; si rechazamos realidades definidas por palabras que nos asustan, como transgénico o química; si confundimos disciplinas por ignorancia, como astronomía y astrología; si aceptamos que una palabra tenga el significado que quieran darle interesadamente, como cuántico... somos candidatos perfectos a que nos engañen y se aprovechen de nosotros. No seamos tan fatuos, no creamos que entendemos lo que en el fondo escapa a nuestra comprensión. Informémonos mejor antes de opinar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario