Una de mis frustraciones es comprobar el bajo nivel de conocimientos gramaticales, ortográficos, etimológicos y de vocabulario de personas de quienes espero un mejor uso del lenguaje. Me refiero, claro, a mis compañeros de profesión, los periodistas, especialmente los que tienen responsabilidades editoriales.
En los medios siempre se han visto faltas de orotografía y de puntuación, errores de concordancia, de conjugación... Pero diría que ahora se producen más que nunca. ¿Por qué?
Uno de los motivos es la prisa. En programas en directo en televisión o en medios digitales a veces se escribe un rótulo o un titular con la presión de la inmediatez y se publica sin releerlo. Así salen sin corregir lo que a menudo son fallos al teclear (una b por una v, una m por una n, un punto por una coma, la falta de alguna mayúscula, palabras pegadas...). No tengo ninguna duda de que siempre es preferible perder unos segundos en repasar lo escrito a publicarlo o emitirlo con erratas.
A veces cabe la duda de si la causa ha sido la prisa o la ignorancia, es decir, de si se trata de una errata o de un error. Por ejemplo, ayer una noticia del Telediario matinal de TVE llevaba este rótulo "Una abeja de miel absorviendo el néctar de una flor". Dejando aparte la cuestionable necesidad de ese "de miel" (que en realidad debería ser "de la miel") en ese contexto, vayamos a lo grave: escribir el verbo "absorber" con v. He comprobado que no era una errata mirando el texto de la noticia y el de la nota de agencia en que se basaba: esta iba con b pero quien redactó la del TD cometió, en el texto y en el rótulo, un error que sin duda comete siempre. ¿Cómo puede alguien ver una palabra bien escrita y escribirla mal a continuación? ¿Y cómo se puede persistir, teniendo ya una edad, en una falta de ortografía en una palabra de uso habitual?
Es un ejemplo, no un caso aislado. Veo errores constantes y me frustra comprobar que quienes los cometen ni siquiera tienen dudas: no preguntan ¿esto se escribe así o asá?, no dedican diez segundos a consultar la palabra en la web de la RAE. Y me frustra más aún que nadie, viendo el error, lo corrija.
En los próximos días pretendo comentar, en sucesivas entradas, mi opinión sobre las causas de lo que considero una inaceptable falta de rigor lingüístico en los medios de comunicación.
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