Como adelanté en la última entrada, esta va a ser lo opuesto a aquella. Hablaré de palabras con las que nos suele gustar que nos describan, sustantivos o adjetivos con los que nos agrada que nos asocien. Casi siempre tienen connotaciones positivas. En fechas como estas se suelen oír más a menudo.
- Confianza. En general a todos nos alegra que los demás confíen en nosotros, ser considerados personas de confianza. Una amistad sincera, un lazo familiar estrecho, un buen ambiente laboral requieren al menos cierto grado de confianza. Y sin ella no puede haber relación de pareja. La desconfianza es un paso hacia el rechazo.
- Empatía. Es, como la define el DRAE, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. O sea, la facultad de ponerse en el lugar del otro, de meterse en su piel. Frente a la deshumanización y al trato impersonal, la empatía nos acerca incluso a los desconocidos que vemos sufrir o disfrutar a través de la televisión.
- Amabilidad. Algo tan valorado que se pone como requisito para desempeñar trabajos de cara al público. Aunque no a todo el mundo le preocupa ser considerado amable, lo cierto es que nos gusta que nos traten con amabilidad. Es una cualidad contagiosa: tendemos a utilizarla más con quien la usa con nosotros.
- Cordialidad. Un paso más allá de la amabilidad. La cordialidad nos hace sentirnos mejor acogidos y más valorados. Ser calificados de cordiales viene a decir que los demás se encuentran a gusto en nuestra compañía. Y si se nos atribuye ser cálidos y acogedores, mejor todavía.
- Comprensión. Es lo que siempre buscamos en los otros. La empatía, cuando se tiene, es un sentimiento espontáneo pero la comprensión es consciente y a veces fruto de un esfuerzo mental. Comprender implica entendimiento, independientemente de que se justifique o apruebe lo entendido.
- Respeto. Lo esperamos de los demás y procuramos mantenerlo por ellos (lo aplico a las personas, puesto que las ideas no siempre son respetables). En general pensamos que si nos consideran respetuosos nos verán merecedores de respeto.
En cambio bondad, sinceridad, generosidad, capacidad... tiene todas un lado negativo. Si nos dicen que somos demasiado buenos nos están llamando tontos; si demasiado sinceros, nos están criticando por nuestra desconsideración. De alguien demasiado generoso se dice que es un manirroto. En cuanto a ser capaz, depende mucho de lo que venga a continuación: capaz ¿de qué?
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