Como adelanté en la última entrada, esta va a ser lo opuesto a aquella. Hablaré de palabras con las que nos suele gustar que nos describan, sustantivos o adjetivos con los que nos agrada que nos asocien. Casi siempre tienen connotaciones positivas. En fechas como estas se suelen oír más a menudo.
- Confianza. En general a todos nos alegra que los demás confíen en nosotros, ser considerados personas de confianza. Una amistad sincera, un lazo familiar estrecho, un buen ambiente laboral requieren al menos cierto grado de confianza. Y sin ella no puede haber relación de pareja. La desconfianza es un paso hacia el rechazo.
- Empatía. Es, como la define el DRAE, la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. O sea, la facultad de ponerse en el lugar del otro, de meterse en su piel. Frente a la deshumanización y al trato impersonal, la empatía nos acerca incluso a los desconocidos que vemos sufrir o disfrutar a través de la televisión.
- Amabilidad. Algo tan valorado que se pone como requisito para desempeñar trabajos de cara al público. Aunque no a todo el mundo le preocupa ser considerado amable, lo cierto es que nos gusta que nos traten con amabilidad. Es una cualidad contagiosa: tendemos a utilizarla más con quien la usa con nosotros.
- Cordialidad. Un paso más allá de la amabilidad. La cordialidad nos hace sentirnos mejor acogidos y más valorados. Ser calificados de cordiales viene a decir que los demás se encuentran a gusto en nuestra compañía. Y si se nos atribuye ser cálidos y acogedores, mejor todavía.
- Comprensión. Es lo que siempre buscamos en los otros. La empatía, cuando se tiene, es un sentimiento espontáneo pero la comprensión es consciente y a veces fruto de un esfuerzo mental. Comprender implica entendimiento, independientemente de que se justifique o apruebe lo entendido.
- Respeto. Lo esperamos de los demás y procuramos mantenerlo por ellos (lo aplico a las personas, puesto que las ideas no siempre son respetables). En general pensamos que si nos consideran respetuosos nos verán merecedores de respeto.
En cambio bondad, sinceridad, generosidad, capacidad... tiene todas un lado negativo. Si nos dicen que somos demasiado buenos nos están llamando tontos; si demasiado sinceros, nos están criticando por nuestra desconsideración. De alguien demasiado generoso se dice que es un manirroto. En cuanto a ser capaz, depende mucho de lo que venga a continuación: capaz ¿de qué?
miércoles, 30 de diciembre de 2015
lunes, 7 de diciembre de 2015
En negativo
Hay palabras con las que no nos suele gustar que nos definan o nos relacionen, términos que nos suele molestar que nos apliquen. Son vocablos que difícilmente se pueden interpretar de forma positiva. Y muchos de ellos se oyen en las campañas electorales.
- Traición. Cualquiera que haya traicionado a un amigo, a una pareja, a sus votantes... se hace de inmediato acreedor a la desconfianza. Dejar a alguien tirado, incumplir lo prometido, dar una puñalada por la espalda, engañar, abusar de la buena fe... todo esto nos viene a la mente cuando hablamos de traidores.
- Engaño. Con connotaciones más suaves que traición. El DRAE lo define como "Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre", lo cual incluye el autoengaño (palabra que ese diccionario no recoge).Ya engañe a otro o a sí mismo, el protagonista no queda en buen lugar. Lo mismo ocurre con mentira.
- Discriminación. Condenamos el hecho de dar un trato desigual a las personas cuando se hace motivos que consideramos inaceptables, mientras que lo admitimos e incluso aplaudimos si el fin es eliminar una desigualdad (entonces lo llamamos discriminación positiva). La ideología es, junto con el momento y el entorno, lo que determina el rechazo de las justificaciones
- Irracionalidad. Aunque buena parte de nuestros actos no surgen de la reflexión consciente, a nadie le gusta que lo tilden de irracional o que lo acusen de actuar irracionalmente. La capacidad de razonar es una de las características que nos definen como humanos.
- Crueldad. Aunque se asocia con inhumano, la crueldad es tan humana como la bondad. La insensibilidad y la falta de compasión tienen poca aceptación en un mundo que valora la solidaridad y la empatía. Otro tanto se podría decir del egoísmo.
- Incultura. Cada cual considera inculto a quien no sabe lo que, según él, debería saber todo el mundo. Ese saber imprescindible, por tanto, suele ser subjetivo. Por eso yo, de las acepciones de cultura que recoge el DRAE, tengo más simpatía por la segunda: "Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico". Para tener juicio crítico previamente hay que tener elementos de juicio, es decir, informarse. Algo muy necesario en un mundo en que tanta gente tiene opiniones sobre lo que desconoce.
La siguiente entrada hablará de lo opuesto, de palabras de significado o connotaciones positivos.
- Traición. Cualquiera que haya traicionado a un amigo, a una pareja, a sus votantes... se hace de inmediato acreedor a la desconfianza. Dejar a alguien tirado, incumplir lo prometido, dar una puñalada por la espalda, engañar, abusar de la buena fe... todo esto nos viene a la mente cuando hablamos de traidores.
- Engaño. Con connotaciones más suaves que traición. El DRAE lo define como "Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre", lo cual incluye el autoengaño (palabra que ese diccionario no recoge).Ya engañe a otro o a sí mismo, el protagonista no queda en buen lugar. Lo mismo ocurre con mentira.
- Discriminación. Condenamos el hecho de dar un trato desigual a las personas cuando se hace motivos que consideramos inaceptables, mientras que lo admitimos e incluso aplaudimos si el fin es eliminar una desigualdad (entonces lo llamamos discriminación positiva). La ideología es, junto con el momento y el entorno, lo que determina el rechazo de las justificaciones
- Irracionalidad. Aunque buena parte de nuestros actos no surgen de la reflexión consciente, a nadie le gusta que lo tilden de irracional o que lo acusen de actuar irracionalmente. La capacidad de razonar es una de las características que nos definen como humanos.
- Crueldad. Aunque se asocia con inhumano, la crueldad es tan humana como la bondad. La insensibilidad y la falta de compasión tienen poca aceptación en un mundo que valora la solidaridad y la empatía. Otro tanto se podría decir del egoísmo.
- Incultura. Cada cual considera inculto a quien no sabe lo que, según él, debería saber todo el mundo. Ese saber imprescindible, por tanto, suele ser subjetivo. Por eso yo, de las acepciones de cultura que recoge el DRAE, tengo más simpatía por la segunda: "Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico". Para tener juicio crítico previamente hay que tener elementos de juicio, es decir, informarse. Algo muy necesario en un mundo en que tanta gente tiene opiniones sobre lo que desconoce.
La siguiente entrada hablará de lo opuesto, de palabras de significado o connotaciones positivos.
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